“la perla” es un cuento de daniel delfino que pertenece al
libro “la perla”
la perla - audiolibro
la perla
Unos días después de que te
mueras empecé a caminar por Callao, a entrar en farmacias buscando sales de
baño. (Tengo suerte, todos los departamentos que alquilo tienen bañera. Aunque
nunca las use, me encanta que la tengan.) Busco y rebusco entre los estantes
pero no encuentro sales de baño. Encuentro gel de baño pero nunca sales de
baño. Cuando se me acerca el de seguridad lo gambeteo y salgo. Vuelvo a Callao
y en Tucumán me detengo siempre en la iglesia de El Salvador. Quiero entrar;
varias veces intenté entrar pero todas las rejas que separan la iglesia de la
vereda están cerradas, a pesar de que la altísima puerta de madera de la
iglesia esté abierta y haya gente adentro. Manoteo todas las entradas de las
rejas y todas están cerradas. Las rejas parecen soldadas, parecen una unidad, una
sola reja. La gente me mira porque hago temblar los hierros. La gente me mira
como a un loco, como yo miro a otros locos. Como nunca puedo entrar a la
iglesia, me cruzo de vereda y vuelvo por Callao hacia Rivadavia. Todo el tiempo
está nublado y hace frío. Voy y vengo sin parar de Rivadavia a Tucumán, sin
cansarme nunca. Tampoco pude entrar nunca a Zival´s ni a La Academia ni a La
Americana ni a Los Galgos ni a La Ópera ni a ninguno de los Café Martínez
aunque lo intenté algunas veces. No tantas como a la iglesia con la que intento
siempre. A veces siento ganas de sacar plata de un cajero pero vuelvo a meterme
en una farmacia a buscar sales de baño. Las sales de baño se hacen con las
cenizas de los muertos. Alguien me dijo eso o lo leí en alguna parte. Tal vez
por eso estén prohibidas. Como nunca las encuentro, salgo y sigo caminando.
Hago sumas mentales: los años que tendrías cuando caminábamos estas cuadras. Tendrías
menos que yo. Ya no esquivo a la gente. Aprendí a enhebrar los vacíos entre las
personas. Pienso de manera recurrente en el número 42. Un tipo que había sido
operador de entel me contó que antes,
todos los que vivían en la avenida Callao tenían característica 42. 42 tendrías
cuando caminábamos por Callao a tomar el 60. Vuelvo a hacer cuentas. El viaje
en el 60 era tan largo y aburrido que me enseñaste a nublar la vista y ver toda
la ciudad desenfocada. La ciudad sin forma era un lugar maravilloso. Tu cuerpo
era chiquito, te sobraba el asiento. Eras aun más frágil nublando tus ojos que
cuando corrieron la sábana en la morgue y estaban definitivamente cerrados. O
no estaban. A veces intento sumas más complejas, sumé tu fecha entera de
nacimiento con la fecha entera de tu muerte. El número que me dio fue 4001. No
me gustan los números con tantos ceros. Algo fuera de control debe haber en los
números. Hacer cuentas es una manera de continuar. Sé que estoy, sé que todavía
estoy; vos lograbas no estar. En el 128 empezamos a ir a ningún lugar a partir
del diamante encendido. Avanzábamos y no estabas, no eras mientras duraba el
diamante encendido. Y cuando se apagaba volvías a encenderlo. Yo lo lograba en
intermitencias. Pero el diamante no era la Perla. Era apenas un vislumbre.
Recién ahora, caminando por Callao, entiendo las turbulencias en el sistema, el
caos. No es causa y efecto. No es lineal. Es mirar y mirar y mirar algo hasta
que deje de ser; eso era todo lo que había: nada. La Perla era nada, aun cuando
a veces caías en el abismo negro de los monstruos que te perseguían y que te
arrojaban a las calles nocturnas de mis terrores, de años interminables de
psicoanálisis, de los trenes como serpientes hambrientas que querían tragarte.
El combustible invisible de los trenes. La Perla puede crear mundos por su
cuenta. La Perla es mágica, solo apta para locos. Lo falso, lo verdadero, el
espacio entre las palabras y el silencio. No hay nombres ni palabras ni orden
ni sintaxis. Por eso camino y camino desesperado hacia la indeterminación.
Paulatinamente es la avenida, la iglesia, las farmacias, los bares. Ya no te
nombro ni te represento. Ya no necesito que me mires desde las fotos. Camino
por el borde. Y sin embargo, sigo entrando a buscar lo que no encuentro y no
necesito. Y salgo y camino y vuelvo a sumar las fechas. Alguna cifra debe estar
errada porque la suma ahora me da 4003.
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