4/1/2014 es un texto publicado
en Piletas de Félix Bruzzone (Editorial Excursiones, 2017)
audiolibro
4/1/2014
Una clienta me regala
salamines. El hecho sucede el 3 de enero, pasadas las fiestas. Bueno, mejor
tarde que nunca, pienso. Más tratándose de salamines y no de sidras o panes
dulces, que suelen ser regalos excluyentes, y uno la verdad que se cansa.
Llego a casa famélico y dispuesto a celebrar. El clima es de más fiesta después
delas fiestas. Lo quees igual a mucho más quefiesta. Hasta que me rapta un
momento de precaución y leo las fechas de vencimiento y…
Sí, los salamines están vencidos.
¿Qué hacer?
¿Devolverlos a mi clienta con un gentil “muchas gracias, estaban vencidos”?
¿Dárselos a los perros?
¿Es delito regalar alimentos vencidos? ¿O solo es delito venderlos? ¿Los perros
tendrían un ataque al hígado, si los comieran?
Ante todo, reflexionar. Terminada la reflexión, como todavía no sé qué hacer,
salgo a la calle, consulto. Me informan que los salamines no vencen. Nunca
vencen. ¿Para qué llevan fecha de vencimiento, entonces? Mis informantes
levantan los hombros y siguen su camino. A nadie le importa la salud de un
piletero. Ni siquiera su muerte. Me pregunto si toda mi pequeña investigación
no es una forma de evadir la responsabilidad y valentía de ir a devolverlos.
Seguramente. Pero, en todo caso, gana la responsabilidad de hacerse cargo del
regalo, sea lo que sea. Así que con delicadeza, saboreándolos bien (porque
podrían ser los últimos), me los como.
Mirar los dientes
¿Qué es un regalo? ¿Implica
una obligación? ¿Es un gesto de bondad? ¿De cariño? ¿De amor? En el caso más
extremo. ¿Por qué se regala? ¿Es una forma de condicionar al otro? ¿Qué
queremos mostrar de nosotros mismos cuándo damos un regalo? ¿Buscamos condicionar
al otro? ¿Nos condicionan cuando nos dan un regalo? El regalo es parte de la
lógica capitalista sin duda, por eso nos deberíamos permitir desconfiar de su
disfraz de bondad. El regalo implica siempre una contraprestación. Aun en las
situaciones más filiales, uno le regala a un hijo para que se porte bien, para
que haga tal cosa… se lo llama regalo pero en realidad es un pago por una
acción, o un conjunto de acciones encadenadas que tiene que llevar a cabo el
niño o la niña.
Entonces la pregunta del
texto es: ¿qué se hace con un regalo que no tiene las condiciones óptimas? ¿Se
lo devuelve? ¿Quién es el desubicado, el que devuelve unos salamines vencidos
de regalo o el que regala un descarte, algo que no consumiría el mismo? El
texto hace hincapié en “hacerse cargo del regalo” que implica un “hacerse cargo
de haber recibido el regalo” y aceptar ese condicionamiento subliminal que el
mismo trae. El narrador en el texto parece hacerse cargo de eso y una vez
atravesadas todas las preguntas morales y éticas que se encienden en su mente,
decide consumir los salamines a riesgo de su salud.
Tal vez, un piletero,
cualquier trabajador, debería cobrar lo justo para que no necesitar regalos,
así como en nuestras relaciones amorosas o filiales o de amistad, deberíamos
compartir “nuestras cosas” por simple amor o cariño, desprendernos de ellas.
¿Comunismo? Es que esa palabra ahora significa otras cosas, pero la palabra es
la palabra, estuvo antes de la Unión Soviética y estará durante toda la
eternidad. ¿Jesucristo no era comunista? ¿O era un emprendedor? Pesebre,
repartía panes y peces, muere en la cruz pudiendo revertirla con un pase
mágico. Y sin embargo, aceptó el regalo de los reyes magos.
¿Qué implicaban
esos regalos?
Estás regalado cuando los
chorros te agarran distraído…dicen los chorros.
Bueno, entonces hay que
tratar de no estar regalados y pensar, solo eso, pensar no cuesta nada.
maracho