sábado, 11 de octubre de 2025

fOLaVriL - luces grises


fOLaVriL - luces grises 


luces grises

 

son las luces grises

no la oscuridad

nunca es tan triste

dejarlas brillar

 

atravesar

esta noche

por el filo de un cristal

encerrar

todo nombre

en una sola vocal

si tuviera lágrimas para llorar

las dejaría volar

Reseña del libro «Música» de Daniel Delfino por Gabriel Sunico

 



Reseña del libro «Música» de Daniel Delfino por Gabriel Sunico

«Música» está compuesta por 17 cuentos que el escritor Daniel Delfino logra que funcionen como unitarios pero partiendo de un mismo micelio, armado por personajes que viven en una aparente cotidianeidad que súbitamente salta hacia otra dimensión, dejándonos en claro que nada allí es lo que parece. Donde tenemos la sensación de que la línea del tiempo se encuentra en un mundo paralelo y cuando se cruza con el relato trastoca la lógica que íbamos imaginando. Nos ubica en un punto de vista muy distinto que, sin embargo, sostiene todo lo anterior. Como destaca en el cuento «La chancha» La Chancha: “…la realidad como algo ficticio, una puesta en escena que sucede en un segundo…”

Narrados desde distintos puntos de vista según sea un niño o niña, que con su mirada inocente vivencian y sufren el mundo adulto; un hombre grande, casado y con hijos, con un pasado que le pasa factura; un joven que se desespera por no estar solo, aunque no lo está; una mujer que entra en paranoia persecutoria a partir de un pájaro que aparece en su ventana; y, obvio, la música que se puede pensar como un personaje más. También sucede que personajes u objetos que aparecen en primeros o segundos planos en un cuento sean necesarios en la trama de otro. Por lo que cada uno de ellos, aun siendo utilizados en diferentes funciones, nos suenan en un ambiente familiar, compartiendo un  propio mundo.

La originalidad en estos relatos se da en cuanto un episodio, o una imagen absolutamente común e insospechable, puede ser la llave que trastorne el mapa o territorio por el que transitamos mientras avanzamos en su lectura. Inclusive, hay textos en donde subyace un acontecimiento social o histórico como es el caso del cuento «Monte Chingolo» que en ningún momento trata sobre los acontecimientos trágicos ocurridos allí, aunque están.

Al leer Música, sin caer en una obviedad o cayendo a propósito, nos encontramos en una virtuosa composición, con cuentos que funcionan como acordes que comparten notas que aparecen en distintos lugares de la misma partitura, conformando una singular armonía. Se destaca la destreza del escritor para mantener el ritmo de la narración, en algunos casos en forma de road movie, marcando el tempo con una nota disonante. Aunque Delfino no desafina.

Para los que hayan vivido las épocas de nuestro país que aparecen en las distintas narraciones, evocarán el realismo mágico al que la Argentina, tan literaria en su idiosincrasia, nos tiene acostumbrados; para los que no, serán cuentos mágicos.


Reseña para «Música» de Daniel Delfino Por María Pilar Zelko

 



Reseña para «Música»

Por María Pilar Zelko

 

17 relatos de personajes que transitan una Buenos Aires en decadencia, algunos perdidos, sin rumbo; otros, con una dirección clara, aunque muchas veces desisten de su objetivo. Van perturbados por sus pensamientos, perturbados por decisiones del pasado que afectan a su presente. Relaciones truncas, paternidades que no pueden ser o que no quieren ser.

La música, en cambio, viene a ser otro personaje, que acompaña el recorrido en cada relato, irrumpe con una nota, con una canción, con la voz de una adolescente inexperta que vive una vida que no sabemos si realmente existió.

La música también son las voces de los otros colándose en la diégesis. Diálogos truncos, conversaciones que no conducen a ningún lado: la ambigüedad como monocorde. Música y escritura abrazándose en la obra de Daniel Delfino.

Vemos una Buenos Aires en deterioro, donde la luz escasea ¿Sabemos realmente lo que sucede? Se propone a la confusión como latido que pulula en los relatos ¿Qué ven? ¿Es real o es parte de su imaginación?

Recorremos barrios de casas bajas, niños jugando en la calle, niños cometiendo delincuencia. Violencia y oscuridad como la tinta madre de las escenas. Y con la sensación constante de una amenaza, de que se materialice en algo, en alguien ¿Qué debemos hacer frente a lo desconocido?

El fútbol, la pizzería, los bares; lugares de encuentros inesperados entre personas que se conocen de casualidad. Y los autos, la pasión por los autos; por ese aferrarse a un objeto, o a una persona: a un amor que ya no puede ser.

¿Qué los perturba? ¿Sus pensamientos o las malas decisiones tomadas? ¿Por qué se sienten en peligro? Quieren recuperar, detener el tiempo, tratar de entender, pero no pueden; se pierden. Se suspenden en ese no saber.

La muerte como perfume en un hospital, la muerte como obsesión; la muerte que deja rastros. Solo queda dolor, solo queda lo que podría haber sido ¿Y qué podría haber sido? ¿Aún hay tiempo para cambiar el ritmo de las cosas, de la vida?

El lector también toma rumbo a través de los relatos, conociendo barrios, usos y costumbres. La General Paz, la Lugones, la 9 de Julio, Avenida Eva Perón, Puente Pueyrredón, Lanús, Monte Chingolo ¿Hasta dónde es posible llegar para estos personajes? Son cuerpos cansados, fatigados; cuerpos que reflotan preguntas cuyas respuestas no saben si lograrán encontrar.

Animales que aparecen entre autos, animales cuyo aparente peligro generan extrañeza y fascinación a la vez, pero ¿Cuál es el verdadero miedo? ¿Lo que está afuera o lo que está dentro de uno?

Desorientación no solo en las escenas, sino en las cabezas de los personajes, rumiando preguntas, rumiando lo inentendible. El lector también habita el afuera y el adentro de esas vidas. Delfino propone una atmosfera densa de incertidumbre que se sostiene a lo largo y ancho de su obra.


viernes, 10 de octubre de 2025

Reseña de Música de Daniel Delfino Por Jonathan Ehrhorn

 



Reseña de Música de Daniel Delfino

Por Jonathan Ehrhorn

La lectura de un cuento en Música, de Daniel Delfino, es una experiencia, pero la lectura de los diecisiete cuentos que lo componen puede considerarse también una experiencia en sí misma. Es como si subiéramos a la terraza de un edificio y, desde el borde, miráramos no solo al transeúnte que dobla por una esquina, al que sube a un colectivo o a una pareja discutiendo tras la ventana del edificio de enfrente, sino también los recorridos que tomaron para estar donde están, los sueños frustrados, los traumas, los miedos y los deseos. Encontramos a personajes en diferentes etapas de la vida, como adultos que no pueden soltar el pasado y jóvenes que quieren conectar con otros. Los lugares que se transitan son los de Argentina, vista desde una perspectiva que permite que se infiltre aquello que pertenece al mundo de los sueños. De una ciudad que existe, pero donde puede acontecer lo inusual y hasta lo imposible, parecen venir los personajes de Música.

En los cuentos se maneja una prosa clara, con escenas descritas casi como si estuviéramos ante fotografías. Escenas con las que se trabaja una amplia gama de climas. Uno puede imaginar el barullo de un bar en Buenos Aires y el calor en la piel al salir de un auto en medio de la ruta. Sin embargo, en lo cercano queda lugar para el misterio, como es el caso de “Fantasma”, e incluso para lo inquietante, en “La canción de los muertos”. A través de palabras inventadas y de una realidad distorsionada, “El hambre” va más allá adentrándose en terrenos propios de la narrativa experimental.

En Música hay espacio para el costumbrismo y la fantasía. Pasar de un cuento al siguiente es como sobrevolar esa ciudad conocida, pero a la vez impredecible. Es indagar en humores, búsquedas y ambientes de un mundo resultado del hábito de un ejercicio, el de hallar las posibilidades de lo sorprendente y lo extraño en lo cotidiano.