Reseña de "No te acerques tanto al
borde" de Lucrecia Labarthe
pr Abril Beautemps
La advertencia que titula este libro convierte a sus lectores en niños
desobedientes. Alguien grita: No te acerques tanto al borde y, de pronto,
emerge una curiosidad arrasante por ver qué hay del otro lado. Esta serie de
cuentos moldea el deseo de asomarse y revela lo que existe más allá: los
abismos que comprenden y habitan las mentes de sus personajes.El libro propone
una premisa y, en su rebeldía, la quiebra. El borde se repite una y otra vez
como una pregunta insistente que exige respuesta.
¿Qué puede llegar a vislumbrarse? A veces un diagnóstico, otras un
diminutivo de la infancia; una anotación en un cuaderno de 1981, un ultimátum,
la letra de una canción española, un grafiti del mayo francés. En cada escena
particular, como a través de un caleidoscopio, se despliega lo trascendental de
la experiencia. Las palabras cobran la potestad de curar, traumar y advertir a
quien lee. A la manera de Carver o Giaconi, se invita al lector a presenciar la
intimidad de lo familiar o lo comunitario y jugar a verse
reflejado en ella.
La clave está en ese juego de espejos. No te acerques tanto al borde desnuda la
adultez y la reduce a una verdad insoslayable: ser grande también es, como la
infancia, un descubrimiento lúdico. La exploración del cuerpo, el encuentro
obsesivo con el otro y con la sexualidad, la militancia política —al igual que
en la prosa de Valenzuela o Ernaux— se encarnan en el centro de la narrativa.
Cada cuento desmantela, a su modo, las certezas de la adultez.
Pasar la página y seguir leyendo es alimentar esa pulsión por protestar, casi
propia del berrinche, que hace a la fuerza del libro. Porque en ese
entrometimiento, en la persistencia por querer saber más, se revela el núcleo
de la serie: la urgencia de acercarse a mirar, aun cuando nos lo
prohíban.