el interminable resplandor de la avenida es un relato de daniel delfino que pertenece a "la perla"
el interminable resplandor de la avenida (audiolibro)
El interminable resplandor
de la avenida
Desde que se mudó al departamento de la
calle Rincón, lo imperfecto fue asumiendo nuevas formas. Como si las luces de
la avenida hubieran elegido algunas imágenes de aquella última noche de Sonia,
desdeñando otras hasta volverlas imposibles.
Noche tras noche, cuando el ámbar se afirma sobre el asfalto de la
avenida San Juan, vuelve a contemplar su reflejo duplicado en los ojos ansiosos
de Sonia. El café agrio se detiene en su garganta, y ella baja la cabeza con
timidez cómplice cuando le dice con vehemencia todo lo que siente. Salen de
Vip’70 y Sonia le sonríe encendida, prolongando en sus ojos la miel de la
avenida iluminada. Todas las noches igual, antes de cruzar Rincón, pasa el
taunus rojo que esquiva al taxi desde el que desciende un pasajero y el hombre
con anteojos culo de botella que lo insulta desde un 504 celeste. Al atravesar
la calle, le compra los jazmines a la chica de rasgos orientales. Sonia le dice
que no, que no hace falta, pero cuando los tiene en la mano, los huele con
pasión y nuevamente enciende luces con su sonrisa, y allí, siempre en ese
instante, la ciudad vuelve en sí.
Y
escapa hacia su casa, sin prisa, como un ladrón que entiende que no es delito
robar lo que uno desea con todo su corazón, mientras a sus espaldas, el resplandor
de las luces derramadas sobre el asfalto, se limitan a iluminar la ciudad.
Noche tras noche, después de las imágenes, se sienta en el sillón junto
a la ventana a saborear el recuerdo de su rostro. Enciende un cigarrillo, lo
aspira con hondura y echa a andar
Pero una noche, al llegar a la esquina de San Juan y Rincón, un segundo
antes de las imágenes, descubre a Sonia parada frente a VIP ’70.
Sus ojos transmiten el cortocircuito a todo su cuerpo y una violenta
fuerza lo empuja sobre sus pasos. Aun conmocionado, tiene la certeza de que esa
Sonia viene a apagar las luces, que viene a llevarse a la otra Sonia, a la que
él ama, la que no se fue con Julián, la que salió junto a él de la confitería
VIP’70, inmortalizada por el interminable resplandor de la avenida.
maracho@gmail.com
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